Hace unos
días, con motivo de la celebración de la Diada catalana en la Delegación de la
Generalitat Catalana en Madrid, un grupo de energúmenos de extrema derecha
boicoteó el acto que se celebraba de una forma violenta, produciendo daños a
las cosas y a varias personas, teniendo algunas de ellas que ser conducidas a un hospital.
El mismo
día 9 de septiembre y aproximadamente a la misma hora, otro grupo de
energúmenos, esta vez de extrema izquierda nacionalista-separatista, procedía a
la quema de banderas (españolas y francesas) y fotografías del Rey de España.
Condenables
si ningún paliativo las dos acciones realizadas por grupos extremistas de
signos contrarios, uno en Madrid y otro en Barcelona.
En el caso
de Madrid la policía actuó inmediatamente y los autores fueron detenidos, cosa
que sin embargo no pasó en el caso de Barcelona, es más, ni siquiera se dio
orden a los Mossos d’Esquadra de realizar una investigación. No sorprende nada
de esto pues cuando se cometen actos presuntamente delictivos por la extrema
izquierda o por los separatistas no se suele intervenir, no ya por la policía
catalana sino tampoco por la policía española. Parece ser que estos grupos
tienen patente de corso.
Hasta aquí
todo parece normal ya que es lo que normalmente viene sucediendo en estos o
parecidos casos, viéndose como los tratamientos son absolutamente distintos. No
se comprende en realidad porque esa diferencia. Si se trata porque
geográficamente se realizan en lugares tan distintos como Madrid o Barcelona
algo puede comprenderse basándonos en la falta de democracia real del gobierno
de Cataluña.
Pero lo más
indignante de todo se produjo el pasado día 18 de septiembre en la Comisión de
Interior del Congreso de los Diputados con la comparecencia del Ministro del
Interior Jorge Fernández Díaz, en la que todos los grupos de izquierda pidieron
la ilegalización de los grupos y partidos que son, según ellos, de extrema
derecha, pero ni una sola mención a los extremistas de izquierdas.
Esta
conducta de los grupos protegiendo a la extrema izquierda es de una hipocresía
sin límites, porque fueron estos grupos los que siempre se opusieron a la
ilegalización del brazo político de ETA, son estos grupos, sobre todo ERC,
quienes no han condenado los gritos de “Visca Terra Lliure” que se pronuncian
en muchas de las reuniones independentistas de Cataluña. Son además estos
grupos, sobre todo IU, los que apoyan a los movimientos que entre otras cosan
proponían tomar el Congreso de los Diputados, pero eso sí, hay que eliminar a
los grupos de extrema derecha, pero a los de extrema izquierda ni tocarlos.
Ilegalizaciones
si, si sus conductas difieren de los estatutos aprobados, pero unos y otros. En
esta democracia nadie debe tener privilegios ni prebendas.
Y
finalmente decir al Partido Popular que no soporte las acusaciones de todos
esos demócratas de pacotilla y responda a todos y cada uno de ellos con lo que
toca, como es su ocultación y justificación de las acciones violentas de la
extrema izquierda.
No lo
pueden remediar pero se les puede aplicar el conocido adagio de “siempre va a
hablar…………..”