Son muchas y variadas las anécdotas que os
puedo contar, vividas durante el transcurso de mis viajes a Vietnam, con motivo
de la ejecución de los trabajos de los proyectos del programa ASIA URBS, en los
que participé representando a mi empresa y junto con la Diputación Provincial
de Valencia.
Al final del primer proyecto, que como dije
en una entrada anterior, trataba sobre la depuración de aguas sanitarias de un
hospital de la ciudad de Ho Chi Minh, se realizó una reunión importante como
Conferencia Final del proyecto, durante la cual cada socio expondría un resumen
de los trabajos que había realizado en los dos años de duración.
Al mismo tiempo, las autoridades del Comité
Popular de Ho Chi Minh (Ayuntamiento) nos habían manifestado previamente su
interés de que les ofreciéramos una charla sobre el tema de la Privatización de
los Servicios Públicos, ya que en un futuro muy próximo preveían esto como una
necesidad para la gestión de los servicios de la población. Para ofrecerles lo
que pedían se ofreció a hablar el Diputado de Economía de la Diputación, el
señor D. Francisco Huguet Queralt.
Para ponerles en situación les diré que la
Conferencia se celebraba en el Hotel Rex que a la sazón era el mismo en el que
nos hospedábamos los valencianos. Este hotel se hizo famoso en su día por la
matanza de oficiales americanos que hizo el viet cong en su terraza, durante la
guerra.
La logística del acto dispuso de un gran
salón con megafonía y traducción simultánea al vietnamita, español y francés
como lenguas de los socios del proyecto, un estrado de oradores con las
consiguientes banderas, la estrella roja de cinco puntas y la inefable efigio
del líder Ho Chi Minh. Los asistentes dispuestos en U siguiendo los lados del
salón. Hay que resaltar que entre los asistentes, además de los representantes
de los socios, había personalidades que representaban a la ciudad, la provincia
y el estado así como otros representantes que en realidad no sabíamos a quién
representaban.
Como el acto era de cierta entidad, el salón
estaba completamente lleno y todo transcurría con absoluta normalidad. Llegó el
momento en que a Francisco Huguet le llegó el momento de hablar sobre la
privatización de los servicios públicos, exposición que duró aproximadamente
media hora y que fue seguida con sumo interés por “todos” los asistentes. Acto
seguido a esta intervención se produjo un coloquio en el que los vietnamitas
asistentes expresaban su parecer y objeciones a lo expuesto. En una de las
intervenciones de un vietnamita, nos dimos cuenta que el tono empleado no era el
mismo que en las anteriores y creímos advertir que era algo exaltado y
aumentaba esa impresión a medida que esa persona avanzaba en su parlamento. De
pronto, nos extrañó a los europeos (españoles y franceses) que los traductores
callaran de improviso y solo nos quedara a través de los cascos la voz, en
vietnamita del orador que hablaba. Nos dimos cuenta de que estaba pasando algo
que no era normal ya que vimos como el resto de público vietnamita se miraba
entre si con cierta sorpresa. Cuando este señor acabó su intervención, todo
volvió a la normalidad, los intérpretes volvieron a interpretar y cada orador
fue a lo suyo en el acto.
Naturalmente, una vez finalizado el acto,
lógicamente quisimos saber lo que había sucedido, pero los intérpretes se
mostraban remisos a darnos explicaciones, por lo que supusimos que se trataba
de algo grave que aquel vietnamita había dicho sobre nosotros. Efectivamente,
cuando al fin el traductor de español se decidió a decirnos lo que había pasado,
resultó ser que esa persona era un ex combatiente del viet cong que no estaba
conforme con que “unos europeos fueran a su casa a decirles a ellos lo que
tenían que hacer con los servicios”, “que para eso ellos no habían llegado con
su tanques a tomar Saigón (posterior Ho Chi Minh)”, “que ellos sabían
perfectamente lo que tenían que hacer y no admitían consejos de los europeos”.
Por lo visto, ese personaje, que se arrogaba
poder en función de haber sido combatiente, no sabía que se habló de
privatizaciones a petición de las autoridades vietnamitas. De todas formas, al
día siguiente el traductor de español nos informó de que esas autoridades le
habían “puesto los puntos sobre las íes al ex combatiente”.