Todos aquellos que hacen, como buenos contribuyentes, su
declaración de la renta anual, saben que tienen la facultad, si así lo desean,
de contribuir al mantenimiento de la Iglesia Católica poniendo la tan cacareada
cruz en el apartado correspondiente.
Vemos pues, que dichas aportaciones son totalmente voluntarias y todas
aquellas personas que en conciencia se creen representadas moralmente por la
Iglesia Católica la ayudan con un porcentaje inferior al 1% de su cuota
íntegra.
Pues bien, ¿por qué no hacer lo mismo con los sindicatos? ¿Por qué en vez
de recibir el “chollo” directamente de los presupuestos generales del estado,
no se da a cada contribuyente la potestad de realizar o no su aportación a su
mantenimiento? Sería una forma mucho más justa y al mismo tiempo sindicatos que
prácticamente se quedan fuera del reparto del “pastel” estatal se verían muy
mejorados, ya que esos sindicatos minoritarios, tienen en general mucha mayor
credibilidad que UGT y CC.OO.
Sepan los señores Méndez y Toxo, que si esto alguna vez se hiciera así no
iban a tener ni para el billete del autobús, que por otra parte no usan.
Yo, como muchos millones de ciudadanos, no me siento representado por estos
sindicatos matones, que nunca conseguirían nada a no ser por el empleo de
métodos coactivos.
Yo, como millones de ciudadanos, estoy harto ya de que estos sindicatos
chulescos coarten mi derecho al trabajo por medio de unos piquetes que tienen
de todo menos de informativos.
Yo, como millones de ciudadanos, no admito más la intoxicación que los
aparatos sindicales mayoritarios realizan entre los trabajadores,
perjudicándoles en sus intereses y tratándoles como marionetas.
Ya sería hora de que estos sindicatos impresentables que “disfrutamos” se
dedicaran a fomentar el empleo y no a destruirlo por medio de sus legiones de
“liberados” que jamás han pegado un palo al agua.
Y por fin, ya estamos hasta las narices de todos estos personajillos que se
dedican a la coacción y al chantaje y
por otra parte reciben dinero a espuertas por medio de subvenciones, cursos de
formación, liberados, etc. etc.
Por todo lo anterior, no sería malo que se estudiara la posibilidad de
financiar a las centrales sindicales por medio de las declaraciones de la renta
y que tuviéramos el placer de que en una campaña en los medios, eso si,
promovida y pagada por los sindicatos se dijera “ponga una cruz en la casilla
de su sindicato preferido”. ¡Ya veríamos!