¡Gibraltar!, ¡Gibraltar!,
avanzada de nuestra nación.
¡Gibraltar!, ¡Gibraltar!,
punta amada de todo español.
Así
comenzaba una canción que los miembros del Frente de Juventudes entonábamos con
todo nuestro fervor patriótico en las décadas de los años 40 y 50 del pasado
siglo.
Ya se que
hoy en día estas canciones pueden resultar anacrónicas pero muchas son las personas
que las recuerdan con cariño, no importando la opinión que otros puedan tener
de ello.
Muchos años
han pasado ya y muchas han sido las vicisitudes por las que ha pasado la roca y
a fe que la mayoría de ellas favorables al gobierno gibraltreño.
Recuerdo
que en aquella época e incluso hoy en ocasiones, Gibraltar sigue siendo un tema
recurrente de discusión y a veces se
termina, como en la película de Summers “To er mundo e gueno”, gritando lo de
¡Gibraltar español!
En el año
1962 (ya soy viejo) me encontraba en Inglaterra trabajando en la localidad de
Clacton on Sea, en el condado de Essex. Muchas tardes en compañía de otros
españoles solíamos acudir a un pub muy
británico llamado Nuthals donde
ingeríamos nuestras buena pintas de cerveza y ya se sabe, una vez entrados en
la fase de exaltación de la amistad los españoles gritábamos ¡Gibraltar! y nuestros
amigos británicos respondían ¡español!. Pero Gibraltar seguía siendo británico
y nosotros seguíamos cantando
A mi Patria le
robaron,
tierra hispana
del Peñón,
y sus rocas hoy
hollaron
con el asta de
un extraño pabellón.
El gobierno de la roca en sus continuas provocaciones
se ha permitido unilateralmente formar un arrecife artificial echando 70
bloques de hormigón al mar para así impedir que faenen en ese caladero los
pescadores de La Línea. Ya está hecho, se acabó la pesca.
El Gobierno español ha reaccionado realizando
inspecciones uno por uno de todos los vehículos que quieren entrar en el área
de Gibraltar produciendo colas kilométricas y tardanza de varias horas. Lógicamente
esto está produciendo una situación tensa entre España y la Gran Bretaña, pero
lo cierto es que no se puede agachar la cabeza cada vez que el gobierno
gibraltareño ejecuta acciones en aguas
que no son de su soberanía.
Hay que recordar que varios miles de españoles pasan
diariamente a Gibraltar para desempeñar su trabajo y esto pudiera ponerse en
peligro. Pero ¿qué hacer?, ¿claudicar y perder la dignidad o reaccionar como
los está haciendo el Ministro Margallo?
Gibraltar, que no es territorio Schengen, es a su
vez sin tener la consideración de paraíso fiscal si un territorio donde es muy
fácil blanquear el dinero procedente de negocios no muy limpios y donde el
contrabando y el tráfico de drogas son parte de su negocio y de su elevado PIB.
Lo cierto y verdad es que la izquierda española ya
ha empezado a jugar sus cartas, como siempre poniendo palos en las ruedas del
gobierno. Hay que recordarles que de aquellos polvos vienen estos lodos. Nunca
se debió consentir que Gibraltar acudiera a reuniones con España y Reino Unido
como un igual. El buenismo de Moratinos ha traído esta situación de la que
espero se salga con prudencia pero con firmeza. No se puede decir amén a todos
los dislates de Picardo.
Esperemos a ver cómo se desarrollan los
acontecimientos y mientras tanto otros seguiremos cantando con nuestra mente
Pero suenan los
clarines
y se escucha ya
el redoble del tambor,
y por todos los
confines
se oye el grito
de que seas español.
No existe en España nada más antiespañol que el PSOE. Como era de esperar se pone de lado de Gibraltar usando este asunto como arma que cree le dará rédito electoral. Ni un voto sociatas, ni uno.
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